viernes, 21 de octubre de 2011

ARQUITECTOS VENEZOLANOS / jimmy alcock


 W. JAMES (JIMMY) ALCOCK. Premio Nacional de Arquitectura, 1993. Venezuela. Arquitecto venezolano



Jimmy Alcock refleja a través de sus viviendas la cultura en torno a la obra y su filosofí­a personal, que conjuga pragmatismo y sensibilidad. Este arquitecto, de reconocida trayectoria en el ámbito arquitectónico nacional e internacional, permitió a los lectores de la revista conocer directamente de sus palabras su visión referente a la vivienda unifamiliar y la arquitectura en general.
¿Qué es para usted un proyecto de vivienda?
“Todos los proyectos de arquitectura tienen los mismos planteamientos; arquitectura es arquitectura. La única diferencia que tiene la vivienda unifamiliar con respecto a la mayorí­a de los proyectos que son básicamente comerciales, es que en la vivienda unifamiliar hay más posibilidades de hacer arquitectura”. Jimmy Alcock considera que hacer arquitectura en propiedad horizontal es casi imposible. Sin embargo, él ha diseñado edificios comerciales, pero “es otra cosa; no tienen espí­ritu; pueden ser para cualquier persona; son neutrales”.
Alcock explica que la vivienda unifamiliar es una condición óptima para hacer arquitectura y que en Venezuela es más fácil que en otros paí­ses hacer arquitectura de viviendas, debido a las condiciones naturales del paí­s y las múltiples facilidades de las que disponemos. “En Venezuela no hay muchas excusas para no hacer buena arquitectura” Las caracterí­sticas del entorno son factor determinante en la obra de Jimmy Alcock, como se observa a través de su metodologí­a de trabajo y su filosofí­a personal.
La implantación de la edificación y el espacio arquitectónico son la base de la filosofí­a aplicada a todos sus proyectos. “Te podrí­a enumerar muchos aspectos sobre su significado, pero la implantación de la construcción es la manera de ubicarla en el sitio con relación al resto del espacio y cómo la afecta. Para mí­ es el primer determinante que se debe resolver. Es el aspecto arquitectónico donde no te puedes equivocar”.
“El otro factor fundamental es el espacio arquitectónico: El espacio es la base de la arquitectura en sí­, y a la vez está relacionado con la estructura; la estructura es la base de la arquitectura. Wright decí­a que la estructura es el fundamento, pero que primero se anteponí­a la geometrí­a. La geometrí­a porque todo obedece a un orden geométrico; la estructura obedece a unas reglas geométricas. Esos dos factores son la base fundamental de todos los proyectos que nosotros hacemos en la oficina”. 
Al igual que en el nivel conceptual, las consideraciones técnicas son tratadas de modo similar en todo proyecto de arquitectura, por lo que Alcock dice que “arquitectura es arquitectura”. ”Nosotros tenemos una metodologí­a que es bastante compleja. Hay que empezar por conocer muy bien el sitio y todo lo que hay alrededor: la vialidad, la topografí­a, los vecinos, el clima, las condiciones de subsuelo, etc. Hoy en dí­a no trazamos una lí­nea sin llevar al ingeniero de suelo al terreno para que nos oriente dónde es más conveniente ubicar la construcción desde el punto de vista de suelos”. Además de conocer el terreno y su entorno, explica que es necesario tomar en cuenta las ordenanzas, el programa de las necesidades del propietario, y el costo y tiempo de ejecución de la obra. “Es muy importante que el arquitecto sepa construir. Cuando tratas en la obra con un ingeniero, con un carpintero, un herrero, un maestro de obra; tienes que hablar el mismo idioma; estar a la par de ellos o por encima de ellos”. 
“Si no se sabe construir, no se puede diseñar. En la facultad de arquitectura se nos enseña básicamente a diseñar, pero cómo construir lo vamos aprendiendo durante las construcciones. Esto no deberí­a ser así­. Cuando uno está en la etapa conceptual del proyecto, es muy importante visualizar cómo se va a realizar la construcción. Todo lo que se tiene pensado espacialmente, tiene que poderse realizar constructivamente. Hay que ser realista y por lo tanto insisto que hay que saber construir para poder diseñar”. “La arquitectura se pelea”, comenta Jimmy Alcock, y ejemplifica con una anécdota personal que vivió durante la construcción del edificio Altolar. “Cuando se estaba vaciando el concreto, yo fui a la obra, aunque yo no tení­a supervisión porque los promotores no contrataban a los arquitectos. En vista de la mala calidad del vaciado, les dejé una nota: Si continúan vaciando el concreto de esta manera, no volveré a la obra”. Sonrí­e recordando el momento y continúa, “cuando volví­, me dejaron otra nota: Por favor no vuelva por la obra”. Jimmy Alcock no es de los que creen que los detalles se van resolviendo sobre la marcha. Cuando termina sus planos, sabe exactamente cómo va a quedar la obra. “Nosotros no creemos en el azar; todo está entrelazado y pensado. Por ejemplo, diseñar una escalera y ubicarla en el lugar apropiado es todo un planteamiento arquitectónico. Es tridimensional, espacial, funcional y constructivo porque se trata de una estructura. El diseño de una buena escalera, para mí­, es un gran reto. La escalera es una escultura funcional. Las escaleras me fascinan. Diseñar la baranda para una escalera es mucho más difí­cil que la escalera en sí­”, agrega. Por ejemplo, la baranda de la escalera de La Ribereña es, además, una pieza de artesaní­a lograda por el carpintero.
 
“Las casas son de las pocas construcciones donde todaví­a participa la artesaní­a del obrero, del herrero, del carpintero, etc. Eso no existe en las obras comerciales. Yo trabajo, especialmente en las casas, con muchos artistas, porque son un complemento muy importante e introducen un elemento especial dentro de la arquitectura”.   
¿Hasta qué punto influye el cliente?
Muchí­simo. El gran problema que uno tiene es entablar la comunicación, intercambiar ideas y convencer al cliente del proyecto. Yo creo que es mucho más difí­cil convencer a un cliente sobre un diseño, que hacerlo. Yo hago, a veces, más esfuerzo convenciendo, que diseñando.
Por ejemplo, Carlos Augusto Guinand era un genio convenciendo a sus clientes. Igual pasa con Tomás Sanabria. Yo no tengo esa habilidad. Pero si no la tienes, tienes que poner mucho empeño para lograr tu cometido. La arquitectura no se puede explicar con palabras.
La tecnologí­a
Ante un arquitecto con más de 40 años de experiencia, y acostumbrado al diseño en papel croquis, resulta interesante conocer qué opina del dibujo arquitectónico computarizado. Jimmy Alcock considera que es una herramienta de la que no se puede prescindir. “Hoy en dí­a es fundamental”. Sin embargo, él como arquitecto sigue prefiriendo el método tradicional. “Yo sigo haciendo los croquis que me transmite el cerebro”.
 
¿Qué siente Jimmy Alcock cuando ve un render de su obra?
Lo siento ajeno. Pero es interesante, pues es “realista”, por ser geométrica y espacialmente preciso. Cuando haces tú dibujo, tú tienes control de todo con tu mano, con tu cabeza. Y concluye: “Pero es una herramienta imprescindible en cualquier taller de arquitectura”.
“Inteligencia”
“Muchas cosas que yo pienso, son cosas que yo he leí­do. José Miguel Galia me dio a mí­ mucha de la filosofí­a de la que yo estoy hablando, pues Galia es un maestro”. Hace un paréntesis y recuerda aquellos dí­as cuando trabajaba con Galia. “A las cinco de la tarde paraban el trabajo y vení­an varios arquitectos a revisar el trabajo del dí­a, y se hací­a la gran crí­tica. Era una crí­tica devastadora. Yo me acostumbré a recibir leña; buena leña. Es muy importante saber aceptar las crí­ticas. Yo a Galia le debo mucho; fue mi maestro”.
Finalizando la entrevista, comenta: “Hay mucha gente inteligente en el mundo, y es lo que más admiro del ser humano. Yo tengo dos carpetas de “pensamientos inteligentes”: una sobre arte y arquitectura, y otra de intelectuales, escritores, etc”. Se acerca a su archivo y comparte seis años de compilación de frases que van desde lo poético de Saint-Exhupery hasta lo concreto de Capability Brown.
 
Inicia leyendo la frase del polí­tico Wiston Churchill: We shape our buildings, then they shape us. (Damos forma a nuestros edificios; luego ellos nos transforman). “Por ejemplo, a mí­ mi casa me transformó”, comenta, y continúa leyendo: Consult the genius of the place in all. Consulta el ángel del sitio; eso que yo digo de la realidad del sitio, agrega, y luego explica que Capability Brown, autor de esa frase, es el arquitecto paisajista inglés promotor de la escuela naturalista, que busca no falsificar la naturaleza.
Sigue revisando sus notas, deja ver una de ellas escrita por un jazzista y se confiesa amante del Jazz. “Yo no podrí­a ser arquitecto sin Jazz”.
Luego resalta la frase de Michael Graves que dice: Architecture is not a problem; therefore, there are no solutions. It’s an exploration and there are many ways. La arquitectura no es un problema, por lo que no tiene soluciones. Es una exploración, y hay muchas formas de hacerla.
Retomando la frase de Frank Lloyd Wright a la que hizo referencia cuando hablaba del espacio arquitectónico, Alcock explica: “Structure is at the very beginning of any real knowledge of design, la estructura es la base del diseño, va traduciendo Jimmy Alcock, and at the beginning of structure lies always and everywhere geometry, antes de la estructura está siempre y en todas partes la geometrí­a”. “Todos los arquitectos deberí­an tener esto pegado en la pared de su oficina”, enfatiza Alcock, y menciona nuevamente la problemática de algunos estudiantes de arquitectura. “El problema de muchos de los estudiantes es que conciben los espacios; las ideas, pero no piensan en la estructura”. Finalmente hace referencia a una frase de Albert Einstein que define la posición de Jimmy Alcock cuando expresa lo complicado que es explicar la arquitectura. “Todos los elementos que nos vienen a la cabeza son imágenes más o menos claras que se pueden reproducir y entrelazar. Expresarlas en palabras es muchí­simo más difí­cil”. “Concluyo con un pensamiento de Montaigne que puede aplicarse a nosotros los arquitectos: Comienza con tu conclusión”.
Estas “frases inteligentes” permiten descubrir un poco más la filosofí­a de Jimmy Alcock, que invita a continuar conociendo en una próxima entrevista, ya que para él “hablar de arquitectura siempre es divertido”.
 
Walter James Alcock. Arquitecto (FAU-UCV, 1959).  
Actuación profesional
Sector público: Proyectos: Estudio recreacional del Litoral Central (1961); Poliedro de Caracas (1974); Estudio recreacional y balnearios para Higuerote (1977).
Sector privado: Múltiples proyectos educacionales, recreacionales, comercio-oficinas, colegios profesionales, cementerios, jardines y proyectos paisají­sticos, plazas, tratamiento urbano, balnearios, remodelaciones de pueblos, hoteles, centros comerciales, bancos, viviendas multifamiliares y unifamiliares, clubes, estaciones de servicio, y diversos proyectos ganados por concurso.
Docencia: Profesor de Diseño Arquitectónico en la Facultad de Arquitectura, UCV; Profesor de Arquitectura Paisajista en la USB y en la Facultad de Arquitectura, UCV. Profesor invitado UJMV.
Campo gremial: Asesor de varias instituciones privadas y públicas; Director de la Galerí­a de Arte Nacional; Director de la Sala Mendoza.
Publicaciones: Diversos libros y revistas, nacionales y internacionales; Libro “Alcock Arquitectos 1959-1992″, Galerí­a de Arte Nacional.
Reconocimientos: Premio Nacional de Arquitectura 1993; Premio Regional de Arquitectura; Premio Nacional de Arquitectura de vivienda unifamiliar; Premio Municipal de Arquitectura (Distrito Sucre); Exposición Alcock, Arquitecto. Obras y Proyectos 1959-1992. Galerí­a de Arte Nacional (1992), Orden Francisco de Miranda, Primera Clase (1994).
Academia Nacional de la Ingenierí­a y el Hábitat: Miembro del Comité Directivo (2003)
Nota: Las imágenes de los proyectos realizados hasta 1977 forman parte de la publicación que se editó con motivo de la  muestra  Alcock, Arquitecto. Obras y Proyectos 1959-1992. Dicha exposición fue inaugurada el 14 de octubre de 1992 en la Galería de Arte Nacional con la colaboración de la FAAP de la Universidad José María Vargas.

 

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